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Ciudades verticales

A día de hoy la sobreexplotación y masificación urbana ha llevado a las grandes ciudades a tener que expandirse hacia barrios periféricos con la intención de dar cobijo a la gran cantidad de personas que viven en los núcleos urbanos. Sin embargo, la expansión exterior no será siempre una posibilidad, ya que estos terrenos comienzan a poblarse a gran velocidad. Muchas de estas personas vivirán en ciudades, cada vez más superpobladas y con mayores problemas de habitabilidad. El consumo energético y de recursos naturales se incrementará, al igual que la huella ecológica que recuerda el deterioro del medio ambiente.


De ahí que, una nueva tendencia urbana sea la de crear ciudades verticales. Este tipo de construcciones son una evolución de los rascacielos, que nutren las grandes manzanas desde finales del siglo XIX, y pasan a convertirse en edificios que integran el uso habitacional, comercial, hotelero o empresarial y se transforman en grandes ciudades con todos los recursos necesarios para la vida.


Estas medidas de reestructuración urbana para explotar los espacios pequeños de los grandes núcleos urbanos, así como el aprovechamiento de sus recursos, comienzan a ser cada día más importantes en importantes ciudades del mundo como Dubai, Shanghai, Tokio u Hong Kong donde la población mundial no para de crecer.


Además, este concepto de construcción ayudaría a mejorar notablemente el medio ambiente ya que no habría que destruir tanta naturaleza para seguir expandiéndose a las afueras, ya que lo harían verticalmente y la superficie necesaria para construir sería mucho más reducida. El consumo de recursos naturales también sería más eficiente en una única construcción, que además podría llevarse a cabo con materiales sostenibles y renovables que mejorarían la envolvente y la estructura del edificio.


Las diversas energías renovables, como la solar, la eólica, o la geotérmica, podrían aprovecharse de tal manera que reducirían su dependencia energética de fuentes no renovables y contaminantes, como el petróleo. Se podrían crear edificios de energía cero incluso, de manera que cubrirían todas sus necesidades energéticas.


Otro punto importante que mejoraría mucho la calidad de vida de las personas habitando en ciudades verticales sería la emisión de contaminantes a la atmósfera. Aparte de ser construidos con materiales renovables y por tanto necesitar menos energía y contaminar menos, en este tipo de ciudades el transporte quedaría relegado a un segundo plano. En las ciudades verticales, los trabajadores residen cerca de su empleo, al que podrían ir a pie o con algún sistema interno, especialmente ascensores. De esta forma se podrían reducir hasta el 90% de las emisiones contaminantes producidas por los medios de transporte.


Con este tipo de soluciones la calidad de vida y la medioambiental se verían sustancialmente mejoradas. No obstante, repercutiría negativamente a otro tipo de negocios como el automóvil que verían mermado su nivel de trabajo y gran parte de los trabajadores podrían perder su empleo.

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